jueves, 7 de junio de 2012

Reportaje: El estrés potencia la violencia


Salud mental

Aumento del estrés genera violencia

Crisis, angustia, violencia, intolerancia protagonizan la sociedad actual. El estrés se ha convertido en la causa principal de las patologías psicóticas en la última década.

La salud mental es un componente fundamental e inseparable del bienestar y está directamente relacionada con la integridad personal, familiar y comunitaria, aunque muchas veces sea subestimada frente a la salud física. En Venezuela al igual que  otros países, el progreso económico, las transformaciones sociales y el incremento de la longevidad han estado acompañados de un aumento en la problemática psicosocial.

Se desprende de esto una serie de actitudes en la sociedad, que terminan afectando de manera directa o indirecta a individuos que simplemente son perjudicados por el  hecho de estar en el entorno del otro. La violencia juega un papel fundamental en la actualidad y día a día deja cifras alarmantes que atentan contra la integridad humana.

Venezuela registró una tasa de 48 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2010, según el ministro de Interior Tareck El Aissami, lo cual lo convierte en el país más violento de América Latina. La causa principal de este fenómeno deriva de la crisis e inestabilidad de la humanidad, siendo rasgos propios de la actualidad.

Una consecuencia  que es determinante en la  manera que se está viviendo en la actualidad, es el estrés, que es la respuesta automática y natural del cuerpo ante las situaciones que resultan amenazadoras o desafiantes.

En la vida y el entorno en constante cambio, se exigen continuas adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés es necesaria;  el problema radica cuando  se pierde el control de sí mismo e influye en la sociedad peligrosamente. Sin embargo, existen factores que son  concluyentes en cuanto a las causas o el origen de esta situación.





Estrés que domina la sociedad

La psicóloga Naylú Vergel, hace referencia a que la base de todo está en la familia, y que esta cumple un papel fundamental en el estado mental de los individuos que por lo general llevan consigo un ADN psicológico, cargado de miedos e inseguridades en la mayoría de los casos.

“Se ha incrementado notoriamente la tensión que por aspectos variantes como  el trabajo, grupo familiar, situación del país; el problema empieza a extenderse desde las figuras más simbólicas para los individuos, como los padres, jefes, gobiernos, entre otros”. Asegura vergel.

Describe también a cada sujeto como una esponja que va absorbiendo y arrastrando vivencias o sentimientos desde los primeros 10 años de vida, edad trascendental en el aprendizaje de cualquier ser humano, que puede manifestarse más adelante con ciertos trastornos mentales producidos por el estrés.




El estrés del día a día

Las presiones habituales que se tienen que afrontar en la vida cotidiana se convierten en un elemento rutinario de la sociedad. El estrés es una reacción fisiológica que forma parte de la vida de un gran número de individuos.

Cuanta más práctica se tiene para afrontar los desafíos cotidianos, más preparada está la sociedad para afrontar cualquier tipo de prueba. Y, cuanto mejor se sabe afrontar, menos estresado puede sentirse el individuo.

 “Es como cuando se aprende a montar en bicicleta siendo niños: los pequeños huecos de la carretera nos pueden asustar bastante cuando vamos inseguros porque todavía estamos aprendiendo. Pero, cuantos más huecos pasamos, más seguros nos sentimos. Y, sin darnos cuenta, acabamos aprendiendo a mantener el equilibrio y a controlar bien la bicicleta”, explicó el Psiquiatra Antonio Arellano – del Instituto de Rehabilitación Psiquiátrico “Dr. Raúl Castillo”.  

El estrés cotidiano  ayuda a tomar conciencia sobre una situación que requiere de importante atención, se debe bajar el ritmo de la cotidianidad, tranquilizarse y concentrarse para estar a disposición de soluciones. “En cuanto nos ponemos manos a la obra para encontrar una forma de resolver el problema, la presión y el estrés se suavizan”, puntualizó Arellano.


Situaciones complicadas

Aparte del estrés cotidiano, está el estrés provocado por situaciones vitales complicadas, aquellas que plantean importantes desafíos pero no ocurren cada día, no se tiene tanta práctica para abordar este tipo de factores estresantes.

Un cambio de residencia, un divorcio, la ruptura dolorosa de una relación sentimental, la muerte de un ser querido, emociones difíciles, conflictos familiares; todas estas cosas pueden provocar un estrés que tarda más tiempo en remitir.

Puede dar la impresión de que los sentimientos que acompañan a estas situaciones estresantes no desaparecerán nunca, pero las habilidades de afrontamiento que hemos ido construyendo al afrontar el estrés cotidiano pueden entrar en juego y ayudarnos mucho, incluso sin que nos demos cuenta.

“El estrés asociado a las situaciones difíciles es más fuerte y dura más que el estrés cotidiano. Puede ayudar mucho aprender cosas sobre cómo otras personas han abordado situaciones similares, hablar sobre lo que estás pasando con una persona cercana y pedir apoyo u orientación para que te ayuden a encontrar una solución, o a afrontar o adaptarte a una nueva situación específica”,  expresó José colmenares Ricci, Psiquiatra del Centro Clínico Uribante.

De cualquier modo, a veces el estrés es demasiado fuerte, la persona afectada carece de las habilidades necesarias para hacerle frente o el problema que debe afrontar es demasiado importante. Entonces es cuando el estrés puede convertirse en algo grave.

Estrés grave

El estrés grave pude surgir cuando una persona tiene que afrontar una crisis personal, una catástrofe, un grave problema de salud o una enfermedad mental asociada a pérdida de control.

Algunas de las cosas que pueden llevar a la gente a experimentar estrés grave son las siguientes:

Situaciones donde el dolor persiste, llevando a la persona a un estado de miedo y vigilancia constantes. Cuando la gente vive situaciones de acoso escolar o de malos tratos familiares, nunca sabe cuándo la violencia volverá a mostrar sus garras. El hecho de atravesar este tipo de situaciones puede desgastar la respuesta al estrés y exponer al individuo a una sobrecarga del mismo.

El estrés lleva a la gente a perder el equilibrio emocional y a reaccionar de forma autodestructiva. A veces la gente reacciona al estrés de formas que le provocan todavía más estrés o dolor, como auto-infligirse cortes, escaparse de casa o consumir drogas y alcohol.

El estrés se acumula o bien llega tan de repente que lleva a la gente a sentir miedo, a experimentar que todo le supera o a sumirse en una depresión. Cuando el estrés empieza a interferir con la capacidad de disfrutar de la vida cotidiana, ha de considerarse grave.

El trastorno por estrés postraumático (o TEPT) es un ejemplo de estrés grave e intenso. El trastorno por estrés postraumático es un tipo específico de reacción de estrés que está provocado por un suceso traumático tan intenso que anula completamente la capacidad de la persona para hacerle frente.

“Cuando tu estrés sea grave, puede ayudarte mucho enfocarlo, teniendo en mente las siguientes ideas:

·         No ignores un problema importante esperando que desaparezca por sí solo. Pide ayuda para averiguar cómo afrontarlo. Cuando el estrés se acumula hasta el punto de resultar imposible de manejar, no siempre se consigue ver la forma de superarlo ni tener una respuesta clara sobre cómo actuar. En estos casos, lo más probable es que necesites ayuda para abordar las situaciones que te están provocando estrés. Entonces es cuando deberías acudir a uno de tus padres, un orientador escolar, un terapeuta, una figura religiosa, un profesor o alguien en quien confíes para pedirle ayuda.

·         Esfuérzate para desarrollar mecanismos de afrontamiento. Aborda el estrés cotidiano planteándote pequeños objetivos y dividiendo las tareas largas y complejas en fragmentos de menor tamaño. Así tendrás menos probabilidades de sentirte agobiado y el hecho de ir consiguiendo cosas pequeñas te ayudará a sentirte mejor. No tires la toalla.

·         Sé amable contigo mismo. Las prácticas que ayudan a fomentar el bienestar y la felicidad permiten sobreponerse incluso a los mayores desafíos. Meditar, encontrar cosas que agradecer, hacer lo que te gusta, codearte con gente positiva y reconocer lo bueno que tienes en ti mismo te pueden ayudar a desarrollar la resistencia interior y a inclinar la balanza hacia una dirección más positiva” especificó Vergel.

Las diversas manifestaciones de estrés tienen un tiempo de formación prolongado, es decir se trata de una acumulación de fuerzas negativas que en algún momento llegan a un límite y buscan la manera de exteriorizarse, lo que deja claro que no puede resolverse de la noche a la mañana, asegura Vergel.

“Existe una gran variedad de trastornos que son originados por  tanto estrés y el más común, que parece estar a la orden del día y prevalece en la juventud es el trastorno de la ansiedad, que es un miedo extremo acompañado de nerviosismo constante que hace vulnerable a la persona y capaz de actuar de manera violenta con mayor facilidad”, puntualizó la Psicóloga Vergel.

Calidad de vida

            La calidad de vida según Antonio Arellano, marca de manera determinante el comportamiento de la sociedad.

Refiriéndose a Abraham Maslow y la pirámide -Autorrealización, reconocimiento, afiliación, seguridad y fisiología- “una teoría psicológica propuesta en su obra: Una teoría sobre la motivación humana, habla de darle una jerarquía a las necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados, que de no ser eficaz afecta de manera directa la actitud o salud mental de la sociedad”.

Señala también lo que en su juicio sucede en la sociedad venezolana:
“Se vive una escases hasta en los productos básicos – combustible, leche, entre otros-y  cuando se toca la parte débil del individuo, es inevitable tener angustia, depresión, tristeza que lleva a tener niveles altos de estrés que producen hormonas o sustancias químicas en el organismo totalmente negativas  que van convirtiendo a las personas en irritables y que hace fácil responder de mala manera y estar predispuestos al momento de actuar con los demás”

Violencia experimental

Un aumento del estrés genera violencia y ambos se refuerzan recíprocamente, según una investigación realizada con ratas, unos animales cuya neuropsicología es muy similar a la humana. La investigación ha determinado también que el estrés no sólo conduce a la huída, sino que prepara al cuerpo para el combate, así como que la violencia puede desencadenarse mediante estimulación cerebral, sin que medie circunstancia de peligro alguna.

Este descubrimiento sitúa la clave para detener el ciclo natural de la violencia en el sistema nervioso. Su investigación aparece publicada en la revista Behavioral Neuroscience.

Usando 53 ratas del sexo masculino, los neurólogos comprobaron que un aumento del estrés genera violencia y que detener el ciclo de la violencia se encuentra en el sistema nervioso.

Los resultados de esta investigación se consideran especialmente significativos para ayudar a los psicólogos a buscar fórmulas capaces de romper este circuito natural de la violencia, origen de numerosas tensiones sociales y familiares, así como para tratar la violencia patológica.

Eso puede explicar también por qué un mal día en la oficina, que ha desencadenado la hormona de la tensión en una persona, culmina con una explosión de violencia en casa, que terminan pagando la esposa o los hijos de la persona estresada. Asimismo, la investigación explica finalmente por qué una persona que habitualmente es tranquila, al sufrir determinadas presiones se vuelve violenta y agresiva.

Hoy por hoy, se habla de un nivel de tensión en el que el individuo participa involuntariamente, y hace reflexionar si es que la sociedad está hecha para actuar así, es cuestión de la pérdida de tolerancia y valores o si simplemente con medidas de reconciliación puede mejorarse.

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